Lo que quiero decir es más o menos...

más o menos... el espacio que hay entre palabra y palabra.




lunes, 10 de mayo de 2010

Madrid sin mi

“Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo” Eso me dijeron, pero no les creí. El veranito anticipado nubla la cabeza y no deja lugar para siquiera pensar en dudas. Guardé los abrigos en lo más profundo del ropero; y tuve que volver a buscarlos.

Pálida luz de abril se cuela por mi ventana cerrada. Los motores truenan afuera, avisando que ya empezó la semana, que ya la ciudad empezó el día, que me tengo que levantar, que la tengo que seguir. Pero no quiero; hoy no quiero. Y me levanto.
Es una mañana brumosa, aunque los árboles y las flores de el Retiro, mantenidos a riego artificial, delatan primavera. Para quien sepa escuchar, los pájaros lo dicen, por omisión. Casi no se los oye, están acurrucados en sus ramas, camuflados entre el follaje verde nuevo, con la cabecita un poco escondida por las plumas infladas a modo de edredón: Hoy no es primavera.
De la misma manera en que me levanté a mi pesar, llegué al trabajo a pesar de mi. Hice lo que hay que hacer. Como el autómata de Faulkner, movimiento tras movimiento sin real voluntad. La jornada fue transcurriendo, solo transcurriendo.
El sol fue cambiando de lugar, pero no logró sobreponerse a las nubes.
Tendré el poder de cambiar el tiempo a mi antojo para que acompañe mi desánimo? Habrá un sol resplandeciente y el cielo estará de un sulfurante azul y no puedo verlo?
Hoy tengo cataratas en el alma. Hoy y mañana y el día después de mañana. Toda la semana será nublada. Ni sol ni sombra, ni frío ni calor.

Y ahora me doy cuenta. No es que el sol no ilumine el reloj de Atocha, ni que la brisa no corretee entre los árboles de La Castellana, o que el cielo no sea tremendamente azul sobre las fuentes de estas insólitas plazas de cemento que tiene Madrid; es que no estoy. Yo no estoy acá!

Escapada urbana con aviso de retorno.
Mis ojos cerrados ven callecitas grises y ruidosas; émulo, cada cual, de alguna cuidad europea. Grandes avenidas y señoriales calles anchas con cielo de Paraísos en flor. Asfalto mojado por la eterna humedad; humedad, humedad. Más de 12 millones de mundos casi paralelos. Caos de tránsito, de transporte público que no funciona, de gente llegando tarde en todas direcciones. Caos de semillas en la tierra negra, de flores en los balcones, de pájaros en las plazas verdes. Cielo azul celeste, sol deshinibido.

Pero porque la vida ocurre donde está el cuerpo y, como cantaba la negra Sosa, transcurrir no es honrar la vida, soplo para que las nubes se desarmen y vuelvo.
Oíd mortales, el grito sagrado: Libertad, libertad, libertad!
Qué habrá sido de Madrid estos días sin mi?


Receta relacionada:
http://recetariodeanaqueles.blogspot.com/2010/05/alfajorcitos-mar-del-plata.html

3 comentarios:

NityaYang dijo...

Insisto... me ha dejado muy triste. Pero es intenso, vivo, sensorial...
Sabes qué ha sido de Madrid estos días? LLuvia.

Cecilia dijo...

¿Que será Bs As sin ti? Una amiga y su perro que te extrañan, ir a darle de comer a los gatis, cenas de a tres y no de a cuatro... pero mejor honrar la vida en Madrid que transcurrir en Bs As.

Cecilia dijo...

Gracias por el paseo por el Parque del Retiro, me encanto aunque el veranito no termine de llegar por alli.