Son las 8 de la mañana.
Serían las 7, pero el mundo, en su afán de redimirse un poco con el planeta y los daños que le fue causando irremediablemente en pos del desarrollo, da un paso más en su viciado camino hacia el control de lo natural, jugando, dos veces al año, con las agujas del reloj.
¿Es hora ya de depertar?
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